UN RESCATE A LO GRANDE
Soy una enamorada de los cuentos tradicionales que no han
pasado por censura de ningún tipo; ni religiosa, ni moral, ni social y mucho
menos educativa. Creo firmemente en que si modificamos aquello que no nos
parece políticamente correcto estamos haciendo con este tipo de relato, lo que
los compañeros de clase hicieron con Jüll. Por estas razones y muchas más que
no voy a enumerar ahora, es que estoy emocionada después de leer Del Enebro. Un cuento rescatado de la
versión de 1812 de los Hermanos Grimm. Un relato duro, cruel, y maravilloso donde
la justicia triunfa para que podamos tener la certeza de que antes o después
ningún crimen queda impune.
El niño, blanco como la nieve y encarnado como la sangre es
maltratado cruelmente por una madrastra que quiere que toda la herencia de su
marido quede para la hija de ambos. Y sin pensarlo dos veces decapita al niño a
cambio de una manzana que el pequeño nunca llega a comer. Pero la perversidad
de esta mujer es tan grande que quien cuenta el cuento solo puede justificarla
con la presencia del maligno en sus entrañas porque para tapar la ejecución de
la criatura, hace creer a su niña que es ella la que decapita a su hermanito al
darle una colleja.
El canibalismo también está presente en esta historia, el
padre que sin saberlo se come al niño en un estofado y a medida que lo hace se
siente bien, como si ese guiso fuera, dice: solo para él. Y es que es parte
suya y de su primera mujer lo que está ingiriendo. Hay un regreso al principio
de todas las cosas. A la semilla inicial, al deseo de tener un hijo, de
perpetuarse. En cierta forma al comerse al niño lo está acunando, protegiendo,
acogiendo en un abrazo perpetuo.
Y también vuelve el niño al seno materno cuando su hermana,
que no para de llorar al creerse su asesina, recoge sus huesitos y los lleva bajo
el enebro donde está sepultada su madre que aplaude feliz.
Entonces ya está todo listo para el momento mágico que dé paso a la justicia.
De los huesos surge como un ave fénix un pájaro que canta
reiteradamente una canción. Y con ella, recoge todo aquello que necesita. Un
obsequio para su padre, otro para su hermana, y el arma con la que aniquilará a
su malvada madrastra a la que él llama Madre.
Tiene un final feliz y abierto. Una trama ágil llena de
horror, sangrienta, sedienta de ambición donde el afecto parece perderse o
reservarse para el principio y el fin.
Editado con un gusto exquisito, esta joya está pensada para
ser disfrutada no solo a través de la lectura sino del tacto, la observación y
el deleite de un objeto diseñado para ser querido y venerado. La edición
incluye también la versión en alemán.
Y ahora qué hacemos con este relato cruel. ¿Lo leemos en
nuestras sagradas aulas donde el parricidio, el odio y el asesinado no queremos
dejar entrar? ¿Cambiamos algunos párrafos para que todo sea más bonito? ¿Nos
horrorizamos al verlo escrito mientras miramos los informativos con niños
usados como escudos en algún lugar del mundo?
No quiero caer en la tentación de obligaros a tener en casa
un ejemplar de este libro. No sería democrático. Pero si os gustan los
clásicos, amáis la buena edición y sois capaces de deleitaros con una
ilustración que habla con un lenguaje detallista, provocador y muy cuidado,
esta es una excelente oportunidad para hacer o haceros un buen regalo.
Ahora os dejo porque voy a releerlo, a re-mirarlo, a olerlo,
a abrazarlo, a…todo. Porque es bello, porque es auténtico, porque vale la pena
que esté en la cabecera de la cama para recordarnos que llámense madrastras o
soldados, dictadores o maleantes las historias siempre se repiten. Que siguen
habiendo muchos niños que por una manzana terminan degollados y hermanitas que
lloran asesinatos que nunca cometieron.
Título: Del Enebro
Extraído del libro Zinder – und Hausmärchen (1812) de Jacob
Ludwig & Wilhelm Kart Grima
Editorial: Jekyll & Jill
Ilustraciones: Alejandra Acosta
Publicado: abril 2012
Para saber más sobre este libro:
http://jekyllandjill.blogspot.com.es/2012/05/del-enebro.html